Cuando me planteé estudiar Filología Inglesa nunca me imaginé que acabaría como profe de inglés, pero la verdad es que me apasiona mi trabajo, enseñar a la gente, ver como se alegran por cada avance, sentir su agradecimiento por hacerles ver que no es imposible. Eso, para mí, no tiene precio y es lo que realmente me llena cada día y me motiva a seguir mejorando como profesional y como persona.